Honor, Razón y Acción
  Medio Ambiente
 
Los cinco impactos del cambio climático

Por Manuel Vázquez Abeledo

Miembro del Instituto de Astrofísica de Canarias
1. Pérdida de seguridad y control
Al aumentar las temperaturas la atmósfera terrestre dispondrá de una mayor cantidad de energía con lo que la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos se incrementará. Nos referimos a las olas de calor, inundaciones, sequías y huracanes. La experiencia nos demuestra lo frágil de nuestra civilización ante tales procesos a pesar de los avances tecnológicos. Un claro ejemplo lo proporcionan las interrupciones en el suministro eléctrico, asociadas a dichos fenómenos extremos.
2. Aumento del nivel del mar
Cuando calentamos un fluido en el laboratorio éste se expande. Lo mismo le ocurrirá a los mares y océanos, su nivel aumentará al hacerlo las temperaturas. De hecho, ya se ha comprobado un aumento de unos 20 cm. en el último siglo. Las predicciones hablan de un incremento de 70 cm. a lo largo del presente siglo, valor que se puede amplificar si se acelera el deshielo de las dos grandes masas continentales situadas en Groenlandia y la Antártida. Se estima que más de 100 millones de personas se verán desplazadas por la citada elevación de las aguas. Una parte importante del turismo a nivel mundial se concentra en las zonas costeras de los países con un régimen de temperaturas confortable. Nuestra costa mediterránea y Canarias son dos de estas regiones. El aumento vertical del nivel del mar ocasionará una recesión horizontal de las playas y las orillas amplificada por un factor entre 50 y 200, dependiente de la estructura sedimentaria de la costa. El turismo de sol y playa se desplazará a zonas hoy en día más frías. No menos afectadas van a resultar las estaciones de deportes de invierno, ya que al aumentar las temperaturas disminuirán las precipitaciones en forma de nieve. Los deltas de los grandes ríos son unas zonas especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático.
3. Riesgos para la saludActualmente la Organización Mundial de la Salud estima en 150.000 el número de fallecimientos anuales por causas relacionados con cambios en el clima. El aumento de las olas de calor es responsable de una fracción importante. Los problemas en el suministro de agua potable influirán en su nivel de polución, con claras repercusiones sobre la salud humana en las regiones afectadas. La disminución de la calidad de las aguas provocará el aumento de procesos diarreicos y hepatitis. Tendremos asimismo una ampliación de las temporadas de pólenes alérgicos. Algo a lo que nos tendremos que acostumbrar las regiones del Sur de Europa es a la progresiva irrupción de enfermedades tropicales, como la malaria y el dengue, al encontrar los mosquitos portadores zonas adecuadas para su metabolismo.
4. Variaciones del agua
Hacia 2025 unas 5.500 millones de personas vivirán en países que habrán consumido más del 25% de sus recursos hídricos. Los recursos de agua dulce dependen de la temperatura, nivel de las aguas y del régimen de precipitaciones. Todos estos factores sufrirán variaciones importantes con el cambio climático. Hacia el 2080 una población de, al menos, 3.000 millones de personas sufrirá problemas en el suministro de agua potable. En zonas desarrolladas de Europa central el suministro de agua potable proviene de glaciares continentales que tienden a desaparecer. Se ha comentado en varias ocasiones que las guerras del próximo futuro serán por el control del agua dulce. Las predicciones nos indican que lloverá más en las regiones húmedas (latitudes medias y altas), mientras que disminuirá en las áridas (latitudes bajas), lo que intensificará las diferencias Norte-Sur. Por lo tanto las zonas más áridas serán las más afectadas por los citados problemas de suministro. Sin embargo, las posibles ventajas en las zonas más húmedas se compensarán por los efectos negativos derivados del aumento de la intensidad de las precipitaciones sobre las infraestructuras existentes y la calidad del agua. Asimismo, el aumento del nivel del mar dará lugar a un incremento de la salinidad en los acuíferos existentes, próximos a la costa.
5. Cambios alimenticios
En principio podríamos esperar que un incremento de CO2 mejorase la productividad de la agricultura, lo cual se ha evidenciado por observaciones desde satélites. Sin embargo, esta relación no es la única que afecta a las plantas. Así tenemos que en toda el área mediterránea, sudoeste de los Balcanes y sur de Rusia se espera una disminución de las cosechas por los cambios en las precipitaciones y el aumento de la erosión en las zonas costeras. Por otro lado algunos experimentos parecen indicar que el efecto fertilizante del dióxido de carbono disminuye al cabo de pocos años, conforme las plantas se aclimatan a las nuevas condiciones. Asimismo puede contribuir a un aumento de especies leñosas, arbustos, que conducirían a una degradación de los terrenos de pasto. Las altas temperaturas pueden producir reducciones de arroz, maíz y soja. La industria del vino se verá también afectada con el desplazamiento de los actuales viñedos a zonas más altas y menos cálidas.
Una de las alternativas que se han presentado a la utilización de los combustibles fósiles, son los llamados biocombustibles. Su quema no conduce a una aportación neta de CO2, ya que dichas plantas lo habrían absorbido previamente de la atmósfera. Sin embargo, se requieren grandes extensiones para su explotación efectiva, lo que conducirá a una mayor deforestación y como consecuencia a un incremento en las emisiones del dióxido de carbono. Además, como se ha comprobado, produce un aumento de precios en productos clave como el maíz. Se está notando un claro aumento en la extinción de especies que no se pueden adaptar a un cambio climático tan rápido. En lo que respecta a la pesca, la mayor concentración de CO2 en la atmósfera está causando una progresiva acidificación de los océanos con efectos potencialmente devastadores sobre la vida marina, que pueden persistir durante varios siglos. Una cantidad importante de bancos de pesca se concentra en zonas frías del océano, donde tenemos un importante aporte de nutrientes. Con el calentamiento de los mares, especies habituales de aguas frías, como el bacalao, van a escasear pudiendo llegar a extinguirse por el 2050. Nuestro modelo económico occidental basado en un crecimiento continuo a partir de unos recursos limitados ha iniciado una importante crisis. Una de las primeras señales es su huella sobre el clima.
Fuente: ElCultural.es

 
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